aquí no hay guiso ni delantal
hay sí hambre
aquí no hay Compañías
ni vuelos ni butacas almidonadas
ni terrazas ni pájaros ni picotazos
ni anabólicos ni brazos contorsionados
aquí hay cigarrillos flotando
no hay gente fina ni ceniceros
aquí hay barro encrustado en las botas
no hay ramos de azahares
ni esferas rojas ni arco iris fluctuante
hay baldes de leche podrida que se perpetúan
sin que la noche ni los relojes de arena se enteren
aquí no hay amapolas ni almendras
no hay septiembres
ni alhajeros de porcelana
hay sueños deshidratados
no hay acuarelas ni hay Rembrandt
hay revoluciones desistidas
hay envidia y tedio
hay pupilas inyectas
hay rabia retorcida
aquí hay mugre y demasiados pelos
aquí hay madres
que se comen las tripas de sus hijos
no hay panteones ni coronas
hay balas lloradas en putas esquinas
hay luchas de navajas
hay oscuridad a granel
entre los cinco dedos
retazos de recina
hay motines
hay rincones donde se paga
para estar muerto
aquí no hay cobardía
no hay opciones
hay brujas sin conjuros
hay borrachera todo el insomnio
aquí no hay espadas
ni dorados tronos
ni condes
hay polvos mágicos
y vaginas que sudan
dolores
no hay visionarios
ni sacramentos
ni intuiciones
no hay biblias
aquí hay estómagos retorcidos
no hay confusión
aquí hay corazones laxos
que revientan de bordó
fotos de próceres manoseadas
por los guardianes del cementerio
hay carteles neones obscenos
hay estampas de esmaltes perpetuos
y tranfusiones de alcoholes
y pedales finitos que transportan
con increible velocidad
los talones al ras del infierno
aquí hay compras y ventas
de lenguas inflamadas
hay sobrepeso y sobreprecio
omisiones de hombros
erupciones de hormigueros
aquí señores
no
hay
p o e s í a.
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