Podría escribir
¿y ahora qué?
la efervescencia se fue
y el cuerpo trasciende
Podría escribir
los ojos me arden
y eso que empieza con a
la azalea se volvió más rosada
y hace más de un día que no veo
las plumas negruzcas de las palomas
pararse en mi ventana
Podría escribir
me he cansado de estos olores
de la interpretación de esta niña maldita
de las paredes tercas
de los martillazos en la casa de arriba
Podría escribir
que la música
no despertará lo que hace tiempo se durmió
descargas lujuriosas en los vértices
más gozosos de mi cuerpo
Podría escribir
la puerta está cerrada con candado
añoro a aquella otra mujer
la de las faldas ajustadas
alguna que otra terraza veraniega
un sábado de fiebre
tres o cuatro amigos
el lobo aullando
los sueños postergados
Podría escribir
de eso que empieza a permancer
y ya casi no perturba
Podría escribir
y decir todavía soy
sapo de otro pozo
y a veces no por conveniencia
o tortuga sin caparazón
y que ellas lo sepan
como siempre en una posdata
o ponerle un adjetivo ignoto
a la manzana
sin que su cáscara
se vuelva menos cotidiana
no reparar
en el curso de mis jugos
que perecerán aún
cuando nada fluya
dirán que liviandad
con qué soltura
arroja la palabra
no hay montañas
ni versos de esos
que te dejan
las pupilas temblorosas
sin embargo
Podría escribir
nada me falta
al final el futuro
era solo una fantasía
y en lo más hondo
tengo habitado el vacío
y la soledad
ay la soledad
perra embustera
ahora es un árbol
y la que no trepa
buscando una rama
donde y para
el paradero de mi jactancia
soy yo.