en tres meses crecimos. como plantas crecimos. de pies a la tierra. con alas hacia el cielo. los tres. los dos. dando paso tras paso. a la par a veces. unas veces el niño más adelante. otras veces nosotros dos más atrás. en tres meses aprendí que ser madre es una tarea tan maravillosa como agotadora. que la entrega es al cien por cien. aún cuando estamos al cincuenta. que el esfuerzo y el sacrificio existe. y que aún cuando existe ese motor que es el amor. hay momentos donde el basta sale como una flecha desde nuestra profundidad. en tres meses aprendí que contactos en el facebook tenemos cientos, pero que a las dos de la mañana cuando estás tratando de hacer dormir a tu hijo en medio del llanto porque tiene un cólico y tus piernas se desvanecen, y no podés con tu alma, estás sola. la casa está tan silenciosa. y tu niño llora porque sos vos la que llora y llora a mares. por dentro y por fuera. y te preguntás. ¿qué le pasa? cuando en realidad la pregunta es ¿qué me pasa que hace meses no puedo dejar de llorar?. en tres meses aprendí también que llorar es sanador. y que cuando tu compañero llega a tu casa y vos le decís no doy más. de veras no das más y que ese abrazo vale por todo el oro del mundo. en tres meses estuve sola muchas veces. varias veces al día. y me dí cuenta que pedir ayuda no es una cosa que yo haya aprendido y que a veces es necesario. decir por favor ¿harías esto por mi?. y que nadie se muere. nisiquiera vos. aprendí que vivimos alienados. que somos letras perfectas, pantallitas, íconos, fotografías preciosas y chats interminables. pero entre cuatro paredes estás vos. con tu escaso saber de la maternidad. vos sin tu tiempo para vos. vos y tus brazos. y tu regazo siempre tibio y blanco. y más adentro? toc toc. golpeo. hay algo que quiere salir. necesito un oído. necesito una mamá. porque yo también soy un bebé. en tres meses aprendí qué es el amor. y que tengo una capacidad de amar tan enorme. tan tan tan tan enorme. y de esperar. y de perdonar. ah... eso sí que cuesta aprender.. porque nadie me enseñó a ser mamá. porque en mi historia personal cada cosa tiene su justificación. y cuando veo mi camino digo. cuánto has caminado chiquita... y no en vano. y porque soy un ser humano. una vez una amiga me dijo: no hay nada que sea tan grave y si lo es. merecés perdonarte. en tres meses aprendí que la culpa está tan arraigada como tus pelos. por más que desdeñes de cualquier religión. las madres nacimos para tener culpa. y que llorar es sanador. y que la vida me hizo un regalo. una familia. y estar agradecida no es una obligación. pero que cuando estamos jugando con nuestro niño sobre la cama y se ríe a carcajadas decís la pucha. esto sí que es la felicidad. la necedad no es una buena compañera de ruta. y en tres meses aprendí que estar vivo no requiere mucho trabajo pero ser feliz si. y que a pesar de todo soy feliz la mayoría de las veces. aún cuando mi vida no es perfecta. la quiero así de imperfecta. en tres meses y ya desde antes vengo aprendiendo que las oportunidades no son para todos y que mucho de lo que me merezco no lo tengo. pero sigo luchando. minuto a minuto. porque miro a mi hijo tan pequeño y frágil y me digo. lo tuviste adentro tuyo durante nueve meses. esta es tu revolución. plantaste la semillita y ahora tenés que hacerla crecer. depende de vos. y sus ojos son mi espejo. a través de ellos veo toda mi historia. mis partidas mis llegadas mis mudanzas mis desarraigos mis idas y vueltas mis luchas mis esfuerzos mis sueños mis ideales. y entonces me digo: has sido muy valiente. ¿sabías?. sos una gran mujer que ha decidido traer un hijo al mundo. trascender. ir más allá de ella misma. con todo su bagaje. con todo su ser. multiplicarse. y eso es grandioso. en tres meses aprendí que el dolor existe. y cuando hay dolor después viene la sabiduría. mi compañero eso lo sabe. y eso lo hace valioso y enorme para mí. en tres meses aprendí que el cuerpo es una máquina con millones de engranajes. y que de ella dependemos para accionar y ser. maravillosa creadora máquina con la que esta mujer parió. con amor. parió. en tres meses aprendí que ser mujer es algo de lo que yo estoy orgullosa. cuando veo a mi hijo colgarse del cuello de mis remeras con sus preciosa mirada celeste mientras toma la teta me siento poderosa. cuando en mis brazos deja de llorar me siento más poderosa de lo que me sentí en toda mi vida. sin maquillaje ni máscara ni ideas originales sin la sonrisa perfecta ni las piernas más elegantes sin tener que mostrarme ante los demás como una diosa griega. así en medio de la madrugada. mi hijo se alimenta y yo tengo el poder de una super mujer. y que me lo merezo. ah eso también lo aprendí. en estos tres meses. todo todo todo lo que me pasa. me lo merezco.
aplauso cerrado.
ResponderEliminarel resto, lo que le pasa a mi corazón al leerla y al ver esa foto, será en privado. sólo digo que hoy susurré. y que este texto en carne viva. tan en carne viva, que tiene otro estilo. no el suyo de siempre. otro. nuevo. claro. digo, este texto, fué escrito y publicado el primer cumpleaños de mi papá sin él. no creo en las casualidades.
y me niego a decir nada íntimo, realmente íntimo, en público.
ud está sola en su cuarto cuando su niño llora. yo sé lo que es eso.
la felicito. por hacerlo. por eso. y por mirar a su niño a los ojos. por dejarse enseñar. por dejar que sus letras cambien. también.
yo sé de su valentía de madre arrojada a la vida. hay que se valiente, yo también me digo valiente ahora.
yo sé de ese niño cuando era poroto. y lo cierto es que la maravilla de la vida, carajo... saberlo tan grande. tres meses... ( no me diga nada...)
bueno: pienso en ratón afuera- delfín adentro. (no me diga nada...)
estamos en público. diremos en la vida real. o no diremos nada. quiero olerlos...
ahora abrazo sus madrugadas
con los pechos abiertos
los suyos
los míos
( qué loca... las perras amamantadoras)
y sus lágrimas se convertirán en verso.
amorosamente.
me guardo el resto, la verdad. la única que queda. la que tengo en el corazón. también de madre. hoy usé su susurrador. hoy la busqué acá y la encontre.
Me hiciste llorar. Conmovés. Como siempre, conmovés. Y ahora cómo carajo me duermo?
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