lunes, 8 de agosto de 2011

deshilvanado/a

en la sinfonía N° 103 de Haydn
                                   - lo terrenal lo onírico lo cósmico lo transmutable, en la fragilidad de esto que soy -

sus latidos invisibles metidos en una semilla de amapola (y la ciencia con su verdad)

un guardián que custodia mis lunas con sus besos y su barba roja (y mis sueños distantes)

una plantita con hojas bordó y verde tan exótica que cada amanecer pierde una hoja (y qué mundano este mundo)

el amor por los pájaros de mi bosque en mis ojos metafóricos y sin alas (como una ilusión)

la cara de la misma incertidumbre desde que me parieron pegada con aloe atrás de la nuca (¿o acaso alguna vez supe algo?)

fluctuante bipolaridad oscuro claro oscuro claro oscuro claro que me define siempre a favor de la poesía (aún cuando el bloqueo)

el tiempo en su superflua extensión mío todavía y no por gran extensión de tiempo ni por lo superfluo de su naturaleza (precario tiempo)

una onza de trescientos quilos apoyándose en el cráneo con la única precaución de no huir con el peso encima (esta vez no)

una existencia manifestándose en miles trillones de células y genes y órganos y líquidos y conductos que se mueven como máquinas tragamonedas adentro mio en espiral subeybaja en circulitos en una pata y a salto de canguro 

un impulso de empujarlo todo hacia afuera lo que es de adentro y adentro lo que es de afuera y diluir la dicotomía de una vez a baño maría

mi pampa terrenal lejos cada vez más lejos cada vez más en la cima entre las uñas abajo de las orejas encima de los pómulos te busco pampa que es como buscarme a mi sombra  

y el reflejo de imágen que me devuelve,
(la soledad sigue besándome en la boca)
eso también lo tengo.


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