martes, 11 de mayo de 2010

microgotas de ácido se confiesan sobre el cuerpo de una mujer sin cabeza

ser una mujer es casi siempre inevitablemente
una condición
de urgencia.

y acá conviene dejar un espacio




de nuevo para que se entienda
he dicho que
ser mujer es casi siempre inevitablemente
una condición
de urgencia.



y por más que te rebeles no vas a dejar de ser
una concreta vagina dominada por conductos nerviosos
y tus deslices, voces y dobleces
esa tropilla de enanos
disputádose el reinado de la psiquis


esa mujer que cuando no lee pinta y cuando no pinta cose y cuando no cose actúa y cuando no actúa escribe y cuando no escribe posa y todo para sublimar


y de vez en cuando se compra un termo un par de zapatitos fervorosos dos paltas y un par de aros
se toma un trago de aire por la nariz
(que no necesariamente implica respirar)
y al tiempo algo le recuerda que tiene un diafragma
como un puf
y se desinfla
y se precipita y cae por su propio peso
y despotrica
y se esmera
y palpa su adultez
y se desnuda
y resuelve
una vez más desnudarse



(negándole a la conciencia el goce de desnudarse para otros)



a las actrices las tocan
y las lastiman
y las empapan con coca cola
y les acarician el pelo
y les rompen las medias
y las escupen
y las miran de abajo a arriba
y les piden que sean intensas
pero que no griten
y que no se repitan


suspendo

dejo un último espacio


porque estas líneas conviene leerlas con de te ni mien to



(el miocardio)

las manos huyen

persuadidas

imperiosas

se suicidan de los brazos

y como dardos

corren

al abordaje de la arena

el sacro se divorcia del coxis

y en esa liberación

protesta una verdad



yo soy lo que soy
(algunos días como hoy me arde llevarme puesta)
y así desquicidada
solo preciso
de vos y de mí
(en exacta medida)
un poco de amor.

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