martes, 11 de mayo de 2010

falta de apetito

no sin antes decirle:


no quiero ser
un barco que nunca encuentra una isla para descansar
no me apetece esperarle
ni sentirme como la hoja de un árbol que sabe que va a caer
no me apetece la letra chica del contrato en negrita y con mayúsculas
no me apetece el pétalo pegado con cinta adhesiva en la garganta
ni estos dedos amarillos que latigan contra las teclas
ni la ausencia toda amamantando mi estómago de semillas
ni los fragmentos inconclusos que le oculto brillando la transaparencia del aire
no me apetecen sus pájaros de papel
(hace tiempo quería decírselo)
ni la manera en que pronuncia la ese
no me apetece en lo más remoto que atraviese el marco de mi puerta con esa cara de búho sin gestos en los ojos
no me apetecen mis hombros con olor a humedad que lo miran y no lo cortejan
no me apetece que mastique mis mentiras
con ese aire de caballero medieval
no me apetece mi lengua
que mientras lo niega se ahoga en un charco de vinagre salitroso y amarillento
no me apetece esta tristeza de imitación coreana
por eso se la escribo
para que no me ensucie las próximas tres horas del futuro
se la escribo
también, sépalo
porque huele a carne cruda
sí, usted también huele a carne cruda
(eso está de más pero viene al caso)
no me apetece esa manzana que dejó amarronándose contra el césped
no me apetece mi pelo secando su rabia al sol
le exijo tenga a bien regresarme al bosque de mi soledad
déjeme en diagonal a la aurora
ahí nomás
al lado de los pinceles
con una pierna cruzada debajo de la otra
si es la derecha la que está abajo
procure que no se acalambre la izquierda
quiero que me devuelva los susurros
mañana a las diez y cuarto
cuando ya no los quiera
favor de de volveme volveme de
ningún verso mío en usted
nada
de nada
ni una cicatriz
ningún centímetro de mi arquitectura le pertenece
todas las parras que vimos de la mano
perecerán
cuando termine de escribirle esta nota
no quiero su sentido de la liviandad
mofándose en los azulejos mi cocina
no quiero levantar esas esculturas de barro
que me imagino mientras bastardea el lenguaje de las palabras
no necesito su huella en mi mate
entre el tiempo de antes sin usted
y este tiempo con usted
fíjese
he extraviado la noción del punto y aparte
nada de su legado reconozco
nada que precise
en el alma
ser inventariado.
Ahora sí,
tome su plumaje
abra el grifo
y váyase nadando
y por favor
sea prudente
y no vuelva.

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